El Bambú de la suerte o Dracaena sanderiana es un arbusto empleado en decoración de interior
gracias a su fácil cultivo, bella apariencia y resistencia.
Con frecuencia se suele confundir con el bambú, debido a su forma de vara recta
y su nombre común, sin embargo, nada tiene que ver con estas suculentas.
El Bambú de la suerte es una rucácea más cercana a la familia de las cebollas
que a estas populares gramíneas.
Localizada originariamente en Camerún, la utilización de esta planta como elemento ornamental ha incrementado en los últimos tiempos ya que combina con estilos decorativos
tan de moda como el minimalista o el zen.
De tal forma, comprar Bambú de la suerte es una tarea sencilla,
se venden en grandes superficies de manera habitual y, por supuesto, en viveros.
Su cultivo es, tal y como os comentábamos antes, de sencillez extraordinaria.
Pocos cuidados serán necesarios para que vuestra planta luzca bella y sana.
La Dracaena sanderiana se beneficia de la luz indirecta,
lugares luminosos pero sin exposición directa al sol y aguanta perfectamente la sombra.
Mantenerla alejada del sol es importante porque de otra forma adquirirá un tono amarillento
e, incluso, llegar a quemarse.
¡Cuidado con el exceso de agua! En algunos establecimientos se vende como planta acuática,
no obstante, a pesar de que puede vivir meses en estos ambientes, con el tiempo se pudrirá.
Si optas por esta alternativa, el agua (embotellada, del grifo con flúor o de un filtro de acuario),
debe ser cambiada cada dos semanas, manteniéndola a una temperatura de entre 15 y 25º.
Hay que prestar atención al exceso de raíces, de flúor o cloro, así como al agua salada
que pueden perjudicar de manera fatal a la planta.